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¿Qué sabía yo de Sicilia antes de hacer este viaje?. Pues que es la isla más grande del Mediterráneo y está situada entre Europa y África, como un balón en la punta de la bota de Italia. Solo 3 Km la separan de la península italiana, el estrecho de Messina y está rodeada por tres mares: Tirreno, Jónico y Mediterráneo. Sicilia es una bisagra de continentes y culturas, ya que por su posición estratégica sufrió muchas invasiones a lo largo de su historia. Por eso, aunque recientemente se convirtió en parte de Italia, parece otro país dentro de ella. Así que tiene alma fenicia, griega, romana, árabe, normanda, española…Se ha configurado como un crisol de gentes y culturas y diferentes formas de ver el mundo. Eso se manifiesta en sus fascinantes integraciones de arquitectura, gastronomía, literatura, música, costumbres, lengua…No hay en el mundo mayor concentración de Patrimonios de la Humanidad por metro cuadrado. Todo esto es lo que me sedujo para hacer este viaje. Me encantan los viajes porque viajar es vivir tres veces: cuando lo planeas, mientras lo haces y cuando lo recuerdas (sobre todo, si escribes un diario con tus mejores fotografías). Además de hacer ejercicio físico, la mente se activa y emociona al descubrir un sinfín de novedades, algo muy necesario también para la vitalidad de nuestro cerebro. Eso sí, sin prisas ni estrés. Si podemos saborearlo con atención, el viaje se convierte en un camino inolvidable. Yo no lo considero un gasto, sino una magnífica inversión en experiencias que me llenan de vida, disfrute y conocimiento. Comenzando por Palermo, la ruta será bordeando toda la isla: Monreale, Segesta, Selinunte, Agrigento, Piazza Armerina, Catania, Noto, Siracusa, Etna, Taormina, Messina, Cefalú.

Palermo. Comienza la aventura en Sicilia

Llegamos al atardecer y nos lanzamos al reto de dejarnos sorprender. Con tres horas por delante, decidimos ir hacia el casco antiguo. Empezamos nuestro camino desde el viejo y algo decadente Hotel Excelsior, en Piazza Mordini. Yo me oriento bien con un plano, así que me hago una buena idea desde el principio. Recorremos la importante Viale della Libertà: todo escaparates de ropa chic a precio de shock; no me detengo en ninguno pero les echo una ojeada a todos. Uno de los inconvenientes de los viajes organizados es que hay que ajustarse bien al escaso tiempo libre que te dejan para ir a tu aire y ver lo que te interesa particularmente. Con tanto por conocer, establecer prioridades es fundamental para evitar agobios. Prefiero ver poco y despacio que mucho y deprisa.

Ya entramos en el centro de Palermo

Teatro Politeama Garibaldi

El primer monumento que encontramos, a la izquierda, es el elegante teatro Politeama Garibaldi, de estilo dórico. Ya estamos entrando en el casco antiguo, el centro histórico de Palermo. Seguimos hasta la plaza octogonal Quattro Canti, en el cruce de los dos principales ejes de Palermo: la vía Maqueda y il Cassaro. Me sorprenden cuatro palacios barrocos de fachadas cóncavas, de estilos dórico, jónico y corintio en sus tres plantas. En la primera, cuatro fuentes representan las estaciones. La segunda tiene las estatuas de los reyes españoles: Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. Y cuatro santas de Palermo: Oliva, Ágata, Ninfa y Cristina, coronan la última planta.

Voy a sentarme en una mítica escalinata

Enseguida se llega caminando al emblemático Teatro Massimo: un palacio de la ópera, el mayor teatro lírico de Italia y el tercero más grande de Europa. Me siento en su espléndida escalinata, en el sitio en que se rodó el asesinato de la hija de Michael Corleone (gran película de Coppola: «El Padrino III«). Me emociona evocar la escena y estar allí. No pudimos entrar porque había una representación. Pero vimos una gran maqueta que hay en el hall. Después, contemplamos el atardecer sentados frente al teatro, en una bulliciosa terraza, tomando con calma un Aperole, amargo y refrescante, con los generosos aperitivos sicilianos. Es precioso el cambio de iluminación de los monumentos. Cuando es posible, me gusta ver los mismos lugares tanto de día como de noche, que los recubre de una magia especial.

Palermo sorprende

Después de esta parada, continuamos paseando por la populosa Vía Maqueda, que es peatonal, cargada de olores que llegan desde los puestos de comidas. Como no me había estudiado previamente el recorrido, me sorprendo al encontrarme con la impresionante y bellísima Fontana delle  Vergogne (o de la vergüenza, ya que todas sus estatuas están desnudas)  en Piazza Pretoria donde está también el  Ayuntamiento de Palermo.

Callejeando. Un enigmático encanto palermitano

Tras recrearme entre los mármoles tallados, no estoy preparada para el contraste impactante de calles ruinosas y sucias. Uno de los motivos es que no hubo reconstrucción después de la II Guerra Mundial y el terremoto de 1968. Otro motivo, además del paso del tiempo, ha sido una dejadez política asombrosa. A ello se unió una desviación de fondos escandalosa por parte de la mafia cuando se edificó una zona horrorosa de la ciudad. Ciertamente, hay dos Palermo. Las historias mafiosas sobrevuelan aún como fantasmas en toda Sicilia. A las calles principales, de antiguo esplendor y nueva decadencia, se abren callejones mugrientos, palacios en ruinas, casuchas lóbregas, que te cortan la respiración. Estos fuertes contrastes le otorgan a Palermo un enigmático y especial encanto.

Un encuentro con Carlos V

Nuestros pasos nos llevan ahora a la Via Vittorio Emanuele. Aquí si me fijo en las tiendas porque veo artículos de cierta originalidad en cerámica, tejidos y alguna extravagancia. Nos detenemos de nuevo en otra plaza con un gran encanto, en donde hay una estatua de Carlos V: Piazza Bologni.

Y probamos las pizzas de Sicilia

Realmente buenas, sabrosas, crujientes, ligeras. Saboreé cada bocado con placer. Fue un comer consciente a la siciliana.

Mar Morales Hevia

Autor Mar Morales Hevia

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