Pequeños actos de creatividad en la vida cotidiana aumentan nuestra sensación general de bienestar: felicidad, entusiasmo y energía, en el momento y en los días siguientes. Investigaciones psicológicas concluyen que estar de humor positivo va de la mano con el pensamiento creativo y nos produce «florecimiento»: un sentido general de significado, propósito, compromiso y conexión social. Los beneficios son similares en los diferentes tipos de personalidad.
GGSC, Universidad de Berkeley