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ESTAS MANTAS SÍ SON PARA EL VERANO. Asturiano, claro. Y todas las hice a mano: coser, bordar y enguatar. Algunas, tienen ya historia propia.

Cada una de ellas suelo comenzarla un verano y la acabo al siguiente. Son para dejarlas aquí. Me gusta tener entre manos este tipo de labores. Para diseñarlas me inspiro en el paisaje cambiante con las estaciones, las historias familiares y los colores y texturas en las que en ese momento necesito envolverme. Al hacerlas no solo busco sentir y expresarme, sino también crear una obra práctica, que se use, se lave bien y perdure. Son de lana o tela por un lado; y por el otro un tejido de manta.

¿Y por qué mantas?

Por el tacto. Por las sensaciones que despierta: de calidez, suavidad y cobijo. Me transmiten un sentimiento de cariñoso cuidado, de sentirme arropada por un abrazo muy primario. Cuando tienes frío, miedo o dolor, envolverte en una suave manta puede ser un buen remedio.

Manta sanadora

Esta manta y los cojines tienen la memoria terapéutica del verano en que me caí y me fracturé la muñeca. Los huesos no soldaron bien y tuvieron que intervenirme quirúrgicamente. Dos largos meses de inmovilidad y bastante dolor, sobre todo por las noches, sola en mi cama. A oscuras. No avisaba a mi familia. Respiraba, me relajaba, sentía el tacto mullido, suave y cálido de la manta. Y me volvía a dormir, tranquila. Utilicé otros recursos también en esa época, por supuesto. Pero ahora, el protagonismo es para las mantas hechas por mí.

La primavera de Mónica

Estaban brotando las praderas cuando mi prima Mónica murió. Desolados, vinimos a enterrarla aquí. Hacía frío. Que estuviera floreciendo la tierra me resultó una metáfora inspiradora y ese verano comencé a tejer esta manta.

Palabras para una manta

Cuando cenamos fuera, en las raras tardes cálidas, pronto refresca. Entonces, saco el montón de mantas y empiezo a repartir. Momentos para compartir con familia y amigos. Mantas acogedoras.

O para los desayunos en el jardín. O los días frescos junto a la chimenea. Son de tamaños diferentes, muy adaptables a gustos particulares o actividades, para una persona o para varias; añaden calorcito, suavidad, acogida, cariño, protección y cobijo.

Mantas divertidas

Ya no sé qué diseño inventarme. En una de ellas he bordado nuestra casa, la hortensia, la iglesia y las ovejas de tío Pepe.

Presentada ya esta colección de mis mantas para el verano, solo me queda confiar en seguir dándoles tan buen uso. Y tener ganas de hacer más; que las manos, la imaginación, la vista y las personas me sigan acompañando.

Mar Morales Hevia

Autor Mar Morales Hevia

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