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Pandemia del coronavirus. De la noche a la mañana, literalmente, virtualizamos la docencia; y el resto de la vida. Quién iba a decirnos que la celebración de nuestras Patronas: Santas Perpetua y Felicidad (¡vaya madrinas para una Universidad Senior!), presidida por nuestra Rectora de la Universidad de Granada -impulsora del Aula Permanente de Formación Abierta (APFA) hace 27 años- sería el último encuentro presencial que viviríamos en meses. Jamás olvidaremos aquel fatídico marzo del 2020. Después, todo se volvió un desafío de crisis para el que enseguida movilizamos generosidad, creatividad y coraje. Porque en los momentos malos, siempre aparecen personas buenas que afrontan los retos. Me siento muy afortunada por haber formado parte de ese grupo de resistencia frente al coronavirus. Con este artículo quiero rendir un pequeño homenaje a quienes participan activamente desde hace más de un año buscando salidas frente a las dificultades. Porque esto no ha terminado aún. Os cuento en estas líneas la que han sido mi experiencia e impresiones.

Aquel mes de abril del 2020

En el mes de abril, la mayoría del profesorado y estudiantado del Aula nos estrenamos, con muchos quebraderos de cabeza, en la docencia online. La dirección del Aula apostó fuerte y se lanzó a la aventura. El profesorado respondió rápidamente casi en bloque, a pesar del estrés y el caos del principio. Un esfuerzo inmenso, porque nos faltaban recursos y estábamos desconcertados y alarmados. Pero las ganas y el gran deseo de permanecer en contacto (que podía suponer incluso la diferencia entre la salud y la enfermedad para muchas personas), pudieron más. No era solo el tiempo de las clases. Las horas se hacían eternas en el confinamiento, sobre todo para quienes vivían solos. Y no eran solo contenidos académicos. Como sabía que entre los propios estudiantes había profesionales de la salud, educación, informática…, pedí voluntarios para atender a las necesidades que iban surgiendo conforme la pandemia avanzaba. Teníamos un foro en la plataforma virtual, creamos grupos de wathsapp, Facebook, llamadas de teléfono…para sentirnos ocupados y acompañados a un golpe de clic. Lo mismo atendíamos dudas de salud que compartíamos contenidos culturales, gastronómicos o técnicos; creábamos vídeos caseros, charlas o cartas a personas queridas. Las preocupaciones por la salud eran angustiosas en ocasiones; los ánimos flaqueaban con frecuencia. Y yo incluso llegué a coser cantidad de mascarillas con un filtro hecho de forro de paraguas (mis compañeras médicas me dieron la idea), tela y gomas que para conseguirlas parecía cuestión de contrabando. La inseguridad, el miedo y el desconcierto camparon libremente en las primeras semanas. Pero supimos responder.

Aprendiendo a aprender

La brecha digital de personas mayores de 50 años pudo superarse con una gran dedicación y colaboración entre todos. Los delegados y delegadas estaban full time y su generosidad y paciencia fueron enormes. Del resto de los estudiantes también surgía la ayuda cuando nos ocurría alguna incidencia técnica, lo que pasaba un día sí y otro también: con los enlaces, conexiones, micros, cámaras. Todos aprendimos a golpe de voluntad; no queríamos rendirnos.

Por eso nos han concedido al Aula un Premio del Consejo Social de la Universidad de Granada a la labor de virtualización de la docencia. Un millón de gracias a tantas personas que lo han hecho posible: la dirección del Aula y el PAS, el gran equipo de profesorado. Gracias a mis queridas delegadas y delegados, de 1º: Maribel y Antonio; de 2º: Cati y Antonio; de 3º: María José y Carlos. Porque habéis colaborado creando redes de información y comunicación, resolución de problemas y propuestas de encuentro, con cientos de estudiantes del primer ciclo del Aula. He contado con vosotros de todo corazón, inspirando ideas, conspirando juntos (cons-pirar=respirar con). He catalizado de alguna forma el apoyo y acompañamiento de los más veteranos a los recién llegados de primero, en tan difícil año de la pandemia.

Delegadas y delegados del APFA Ugr

Junto con otros compañeros y compañeras de curso, estamos maquinando actividades y encuentros más allá de las aulas (por eso es un Aula Abierta) en un aprendizaje informal y una presencialidad entusiasta, ahora que hemos recuperado las calles y muchos estamos vacunados. Tenéis mi confianza, cariño y gratitud.

Yo soy coordinadora, desde el comienzo del Programa del APFA, de la asignatura de Salud Integral y el Taller de salud, felicidad y bienestar emocional. Cuando apareció la pandemia, estábamos en plena actividad académica; así que hubimos de actuar en consecuencia, fieles a nuestros principios, conocimientos y herramientas para afrontar tan crítica situación.

Os cuento los antecedentes

Creando redes. Prosaula

El curso del 2020 fue el más numeroso de la historia del Aula: 300 personas solo en primero en la sede de Granada capital. Mi asignatura es la que inicia el programa y da la bienvenida y acogida a los estudiantes recién incorporados. Y me toca la elección de delegados de curso; procuro animar para que se presenten una mujer y un hombre, fórmula exitosa de colaboración y representatividad. Ambas cosas me las tomo con gran entusiasmo; porque además de la excelencia académica que busco en mi magnífico equipo de profesorado, lo que más me importa es crear significativas redes sociales de aprendizaje, comunicación y ayuda mutua. Así surgió un proyecto informal entre compañeros de clase: ProSaula= Solidario, Social, Saludable y Sostenible.

Soñando un proyecto

Las personas importan

Lancé mis ideas a los estudiantes en el curso 18/19, cogieron forma en el 19/20 y se virtualizaron en el 20/21. Desde la Universidad y abierto a toda la sociedad, surge como proyecto informal de voluntariado socio-educativo-cultural para poner en valor el gran potencial que tenemos las personas mayores de 50 años, traducido en reflexiones y actividades. Queremos promover la participación, solidaridad, creatividad, intercambio… de lo que se nos da bien hacer y con lo que nos sentimos bien dando. Un trabajo, ocio y tiempo libre gratificantes.

Las personas importan. Juntos, multiplicamos. Monedas: tiempo, recursos y capacidades. Valores, acciones y capital humano: otra economía vital. Estamos comprometidos con un desarrollo humano inclusivo y sostenible, de ayuda mutua y con acciones prácticas para la salud, el bienestar personal y comunitario.

Es nuestra contribución social: si todos damos, lo que recibimos se multiplica.

“Si quieres llegar pronto, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”

Salud, Bienestar y Educación de calidad

Prosaula se apunta también a la Agenda 2030 de la ONU: Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Las personas mayores de 50 años queremos contribuir creando un espacio de reflexión-acción y generando propuestas para facilitar un desarrollo sostenible de las personas, comunidades y el planeta. En relación también con otros de los 17 objetivos, partimos del OBJETIVO 3: Salud y Bienestar y OBJETIVO 4: Educación de calidad.

Palabras habitadas

Al terminar este curso tan complicado, he pedido que eligieran 10 palabras significativas para cada uno. Para crear un mosaico de palabras guía, esas “palabras con alma, palabras brújula, palabras magnéticas que habitan en mi corazón e iluminan el rumbo de mi vida, el camino de mis sueños”. Es el poder del lenguaje positivo, que tanto trabaja Luis Castellanos y que nos ha orientado para encontrar nuestras personales palabras, esas con las que nos vestimos cada día, un hogar de palabras que nos cobijan. Habéis conectado con la esperanza y resiliencia, caminando hacia un nuevo estar y sentir, desarrollando fortaleza interior. Me habéis hablado de sentiros felices por las oportunidades, abrazar la vida con pasión, estrechar vínculos, solidaridad hacia los demás y sus problemas, descubrir fortalezas y valores, disfrutar con aquello que os gusta, saber consolaros en los momentos de dificultad…Con todas ellas he creado este emblema.

Este es el espíritu que nos impulsa. Lo hemos ido construyendo en las aulas y al salir de clase, con la sabrosa compañía de las cañas con tapa o el café, y un largo paréntesis de encuentros online. Mucho que aportar, unido a la magnífica labor de las asociaciones de estudiantes Aluma y Unigrama. Todos esperamos con ilusión el próximo curso 2021/22, que ojalá ya sea presencial.

Aunque ahora ya sabemos que, ocurra lo que ocurra, seguiremos adelante.

Mar Morales Hevia

Autor Mar Morales Hevia

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Únete a la conversación 2 comentarios

  • Maria Carmen Velazquez Ropero dice:

    Es un lujo tenerte como profesora, ciertamente todo lo comentado anteriormente, pero para mí las clases online, han sido muy cómodas, y satisfactorias

  • Carlos Batllés dice:

    Leido con detenimiento tú articulo y es evidente de que tú pasión y generosidad se transmite en el mismo a la vez que describes perfectamente los «últimos tiempos».
    Llegar en 1° como nuevos «alumnos» y encontrarse con una «Profe» siempre cercana, facilitadora y acogedora de todos nuestros temores, es sin duda una suerte y ojalá que PROSAULA cristalice en un entorno totalmente S. Gracias

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